ADVERTENCIA: Si usted es fanático/a de G N´R no todo lo que leerá en esta nota será de su agrado.
Lo que sucede con Guns N´Roseses complicado. Por un lado están las canciones que los supieron hacer una de las mejores bandas en la historia del rock. Por el otro, están sus integrantes originales repartidos por diferentes proyectos (Slash o Duff McKagan's loaded). Y después estáAxl Rose, heredero del nombre de la banda y de todas las excentricidades que supo cosechar en sus días de gloria. Poco queda de aquel grupo que supo ser controversial y llenar estadios con su música y actitud. Con eso poco que queda alcanza y punto.
40 minutos después de lo anunciado Guns N´Roses salió a escena en el Estadio Único. Los primeros acordes de “Chinese Democracy” sonaron en un escenario inmenso, decorado con un muñeco inflable rojo de Mao Tse Tung en un costado. La noche empezó a tomar color cuando Axl preguntó "¿Saben dónde están?" y la obligatoria “Welcome to the Jungle” hizo poner a todo el mundo de pie. El sonido no era bueno, al menos en las plateas laterales del estadio, pero de a poco se fue acomodando. “It´s so Easy” y “Mr. Brownstone” hicieron lucir por primera vez a Ron "Bumblefoot" Thal, el más virtuoso de los tres guitarristas con los que cuenta la nueva formación de la banda. El barbudo se las ingenió para demostrar que es puro virtuosismo y hasta hizo una interesante versión del tema de “La Pantera Rosa” promediando el show. (Cualquier parecido con el solo de Slash y su versión del tema de la película de “El Padrino” es pura coincidencia)
Por momentos la lista de temas no es tan prometedora, la melancólica “Sorry” no alcanza para entusiasmar al público que sólo se emociona con las canciones más populares. “Live and Let Die” hace una vez más que todos festejen, mientras el escenario escupe llamaradas de fuego. Axl Rose ya no corre como antes, ni mueve sexy las caderas, pero a pesar de su estado físico, mejor que el de su última visita a la Argentina, se las arregla para saltar un poquito en una pata y remata con la misma fuerza de siempre sus gritos característicos para el final de cada tema, demostrando que todavía puede cantar.
“You could be mine” es otro claro ejemplo de cómo funciona este nuevo G N´R: más fuegos artificiales y un solo de guitarra repartido entre Ron Thal y DJ Ashba, que se encargará de los solos más melódicos de la noche. Absolutamente opacado queda el rol de Richard Fortus en la tercera guitarra, que a pesar del parecido físico con Slash, al menos en el atuendo con galera y cigarrillo incluidos, no consigue convencer.
El grupo intercambiaba grandes canciones con extensos solos, donde Axl Rose desaparecía del escenario, lo que hacía muy difícil entrar el clima. Incluso le dio lugar al tecladista Dizzy Reed, el único que quedó de aquellos años de gloria, quien tuvo sus 15 minutos de fama con un inexplicable solo de piano de cola al frente del escenario; piano donde más tarde Axl tocó una bizarra versión de “Another Brick in the Wall” de Pink Floyd fusionada con la increíble “November Rain” en una versión un tanto amable. También tocaron otro cover, “Riff Raff” de AC/DC, tema que solían hacer en sus comienzos y si uno investiga está grabado en algún viejo demo de la banda.
El cierre fue el resumen de un show de casi dos horas y media. “Knocking on Heavens Door” “Nightrain” y “Don´t Cry” fueron el momento de mayor fluidez musical de la noche que se vio cortado por la innecesaria “Madagascar”. Por suerte tocaron una excelente versión a pura fuerza de “Paradise City” que sirvió para culminar un show lleno de vaivenes musicales. Axl y compañía salieron una vez más al escenario para saludar en el inmenso estadio de La Plata. Insólitamente feliz y agradecido con el público argentino, levantó banderas y algún que otro corpiño.
Guns N´Roses cumplió pero no sorprendió, sin embargo el amor local por el pelirrojo es tan incondicional que finalmente todos se fueron contentos a casa.
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